Viajar siempre es un placer, pero lo lamentable es que no todos tienen las mismas posibilidades ni comodidades. De acuerdo a las limitaciones personales, habrá que adecuar las vacaciones. Los problemas de accesibilidad resultan frecuentes para las personas con movilidades reducidas.
Los destinos turísticos tienen la obligación de cumplir las normativas vigentes que exigen el acondicionamiento para que todas las personas cuenten con las mismas posibilidades. Esto se trata de un derecho, ya que los discapacitados frecuentemente se topan con limitaciones como consecuencia de las imposibilidades físicas. Es por esto que se debe exigir en los establecimientos, la mejor accesibilidad y traslado.
En general, los turistas discapacitados españoles escogen hoteles para alojarse, por encima de los demás recursos de hospedaje. Vale decir que también, en promedio, gastan 40 euros más por día que la media de los visitantes. El gasto medio de una persona con discapacidad física es de 89,3 euros al día, mientras que en el caso de un turista sin discapacidad éste es de 49,8 euros.
Este debería ser un terreno mejor contemplado, no sólo por la igualdad en cuanto a los derechos humanos se refiere, si no que también representa un turismo con un nivel de gasto superior. No todos los discapacitados se aventuran a emprender viaje y una de las principales dificultades es el de las barreras arquitectónicas por la que este colectivo viaja menos que el resto de la población.
En lo referido a lo económico, estas personas se alojan en los hoteles en función de su accesibilidad, no tanto por su precio, ya que la oferta turística es bastante más reducida para ellas y no existe un abanico de posibilidades por el cual optar.
En este sentido, mientras que el alojamiento al que más recurre la población en general en sus viajes son casas de familiares o amigos, en el 52,1% de las ocasiones; las personas discapacitadas eligen el hotel de 4 y 5 estrellas por cuestiones de accesibilidad un 60% de las veces.
Respecto a las consideraciones de los propios viajeros, el 41% considera que estos alojamientos tienen mucha accesibilidad frente al 49% que piensa que tienen una accesibilidad regular y el 14,8% que cree que es poca o ninguna.
Otra dificultad muy común es la poca fiabilidad de la información que ofrecen tanto los hoteles como otras empresas turísticas, donde se despreocupan por los acondicionamientos reglamentarios para alojar a personas de capacidades disminuidas
www.google.es/images?um=1&hl=es&biw=1024&bih=529&tbs=isch%3A1&sa=1&q=discapacitados+en+la+playa&btnG=Buscar&aq=f&aqi=&aql=&oq=&gs_rfai=
En general, los turistas discapacitados españoles escogen hoteles para alojarse, por encima de los demás recursos de hospedaje. Vale decir que también, en promedio, gastan 40 euros más por día que la media de los visitantes. El gasto medio de una persona con discapacidad física es de 89,3 euros al día, mientras que en el caso de un turista sin discapacidad éste es de 49,8 euros.
Este debería ser un terreno mejor contemplado, no sólo por la igualdad en cuanto a los derechos humanos se refiere, si no que también representa un turismo con un nivel de gasto superior. No todos los discapacitados se aventuran a emprender viaje y una de las principales dificultades es el de las barreras arquitectónicas por la que este colectivo viaja menos que el resto de la población.
En lo referido a lo económico, estas personas se alojan en los hoteles en función de su accesibilidad, no tanto por su precio, ya que la oferta turística es bastante más reducida para ellas y no existe un abanico de posibilidades por el cual optar.
En este sentido, mientras que el alojamiento al que más recurre la población en general en sus viajes son casas de familiares o amigos, en el 52,1% de las ocasiones; las personas discapacitadas eligen el hotel de 4 y 5 estrellas por cuestiones de accesibilidad un 60% de las veces.
Respecto a las consideraciones de los propios viajeros, el 41% considera que estos alojamientos tienen mucha accesibilidad frente al 49% que piensa que tienen una accesibilidad regular y el 14,8% que cree que es poca o ninguna.
Otra dificultad muy común es la poca fiabilidad de la información que ofrecen tanto los hoteles como otras empresas turísticas, donde se despreocupan por los acondicionamientos reglamentarios para alojar a personas de capacidades disminuidas
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